Justin Bieber recuerda a Chile en lanzamiento de su nuevo disco y anuncia visita para 2013


"En Santiago me sentí como jefe", dijo al ser consultado por La Tercera en Ciudad de México.

Claramente, Justin Bieber ya no es el mismo que inició su estrellato cuando su madre colgó sus videos en el portal YouTube hace un par de años. Pero tampoco es ese joven que debutó como cantante profesional para el mundo en 2009. El canadiense cumplió 18 años el 1 de marzo, el próximo martes 19 de junio estrena su tercer álbum (Believe) y hoy se muestra más seguro, sus respuestas son más contundentes y su sonrisa sólo es opacada por el brillo de la cadena dorada que cuelga de su cuello.

Así al menos se lo vio ayer en una conferencia realizada en un hotel de Ciudad de México, como una suerte de presentación para Latinoamérica de su nuevo trabajo, y en las horas previas al show gratuito y multitudinario que ofreció horas después en el tradicional Zócalo de la capital.

Bajo ese contexto, el intérprete habló de sus nuevos pasos, de una fama generosa en cifras -44 millones de seguidores en Facebook y 22 millones en Twitter- y de los recuerdos que tiene de su primera vez en Chile, donde se presentó el pasado 15 de octubre ante más de 50 mil personas en el Estadio Nacional. Consultado por La Tercera, el artista rememoró con precisión: “Estar en Chile fue fantástico, maravilloso, todos los fans que estaban fuera del hotel fue increíble. Me sentía como jefe, estar volando en helicóptero por todos lados, la verdad lo disfruté muchísimo”. Además, agregó que hay opciones para que su Believe Tour -que empieza en septiembre en Norteamérica- retorne a la región, y a Santiago en particular, en 2013. “Sí, están esos planes. Me encanta Sudamérica”, remató.

Eso sí, antes de los elogios a su recepción en la capital, cuando efectivamente fue transportado en helicóptero para zafar de los fans, el hombre de Baby debió ofrecer una pequeña disculpa por haber empezado su encuentro con los medios de comunicación con una hora de retraso, debido a la demora de su avión. El traspié se olvidó rápido y Bieber aprovechó de detallar lo sorprendido que se siente por el ascenso veloz de su trayectoria: “Me siento muy bien por haber hecho todo esto a mis 18 años. He grabado discos, he escrito un libro y muchas otras cosas. He viajado por el mundo también, pero trato de tomarme tiempo para reflexionar, porque todo lo que hago está en el ojo público y siempre pienso en eso”.

Por lo mismo, por el éxito fulminante que lo ha posicionado como la figura adolescente más popular de la última temporada, el cantante advierte que su nueva producción es un intento por alcanzar la madurez y el crecimiento artístico, los atributos más deseados por las figuras sub 20 de la música. “Llevo ocho o nueve meses trabajando en este álbum, para el que encontré sonidos distintos y nuevas cosas para mostrar a mis fans; estuve trabajando con (los raperos) Drake y Nicki Minaj. Es difícil ser una estrella y tener 18 años, porque es una gran responsabilidad. Sé que no soy perfecto y, sin importar la edad, trato de ser un modelo para la gente. Por eso hice este disco, se trata de crecer y de creer en algo, en uno”, comentó.

Incluso, a la hora de mirar referentes y situar al artista que más admira, Bieber no lo dudo y mencionó a Michael Jackson. El cantante siguió: “No hay ningún artista en el mundo al que admire tanto, pero si Michael Jackson estuviera vivo, seguramente lo haría por él, admiro mucho su música”.

Por la noche, esa templanza y cierto carácter más adulto que marcó la conferencia de prensa dio paso a la euforia con que fue recibido en la plaza más importante del país norteamericano. Aún no aparecía en el escenario y los gritos ensordecedores de más de 210 mil almas inundaron la explanada. Tan sólo bastaron imágenes proyectadas en las pantallas situadas a un lado del escenario para lograrlo y, con ello, acercarse al récord que tenía Paul McCartney, el pasado 10 de mayo, cuando juntó en el mismo lugar a 230 mil fanáticos.

Y si en la conferencia de prensa Justin Bieber dijo admirar a Michael Jackson, cuando salió al escenario pareció emularlo. Inmóvil, con el rostro fijo y la mirada concentrada, parecía cargarse de energía con los vivas voces que coreaban su nombre: “¡Justin, Justin, Justin!”. Baby, su mayor hit y el primer tema de la noche, ayudó a calentar el ambiente, con la coreografía apoyada por sus bailarines. Siguió As long as you love me, tras lo cual dijo: “Ciudad de México, hay mucha gente aquí. ¡¿Quién es mi más grande fan aquí?!”. El público, compuesto en su mayoría por adolescentes, se desbordó en aplausos y gritos.

Y mientras sonaba U Smile, la altura de la capital mexicana pareció no afectarle al intérprete, ya que se movía de un lado al otro del escenario, con la Catedral Metropolitana y el Palacio Nacional de fondo. Fue su día y su noche en el DF. La jornada triunfal donde, pese a sus ansias de adultez, demostró que la histeria adolescente le pertenece.

La Tercera

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