[19YEARSJB] Justin Bieber y el éxito adolescente


Con solo 19 años el cantante tiene más influencia en las redes sociales que el presidente de Estados Unidos, y eso que jamás cambió su estilo juvenil.

Es todo un fenómeno del siglo XXI. Su influencia en las redes sociales supera a la de Barack Obama y el Dalai Lama. Emergió a la fama desde YouTube, donde durante meses tuvo el video musical más visto. En Twitter supera los 35 millones de seguidores. Hollywood ya realizó un documental sobre su vida. Es un ícono de la moda entre los adolescentes. Protagoniza una resonada historia de amor con la cantante teen Selena Gomez, a quien acaba de reconquistar. Y apenas tiene 19 años.

Como tantos jóvenes criados en un nuevo modelo de familia, Justin Bieber es hijo de una madre soltera. Fue ella quien lo impulsó a acercarse al campo artístico y subió a Internet los primeros videos caseros de su pequeño. Aunque jamás imaginó que una de las reproducciones sería vista por el manager musical Scooter Braun.

Lo primero que tuvo que hacer Braun fue convencer a la joven madre de que permitiese el viaje de su hijo hasta Atlanta para grabar el primer demo. Es que Justin nació en un pueblito de 32.000 habitantes en Ontario, Canadá, donde tuvo una infancia convencional; practicaba hockey aunque ya mostraba un talento autodidacta para los instrumentos musicales.

El manager logró su cometido. Lo juntó con el cantante y productor Usher y se aseguró de trabajar la imagen del naciente artista en base a su influencia en el público adolescente e infantil.

Hay artistas que construyen su fama en base al talento y hay los que lo hacen a través de la imagen. Bieber es de este segundo grupo. La atracción que despierta en el público joven hace que varios diseñadores y peluqueros lo quieran como modelo. El flequillo que caracterizó la primera etapa del artista fue el look de toda una generación. Incluso una ONG de lesbianas se agrupó bajo la idea de llevar un peinado similar al de este joven. Tuvo lentes sin graduación, gorros con visera, polares típicos de su Canadá natal, cadenas, chalecos, pantalones caídos, chupines, medias por encima de calzas, championes con lengüeta y de todos los colores. Pero el día en que se puso un traje para pisar la alfombra roja fue defenestrado por los críticos de la moda. ¿Cómo es posible que el eterno adolescente vista como un adulto?, se preguntaban los expertos. Sus fans (conocidas como "beliebers") se lo perdonaron.

La biebermanía es arrasadora. En cada una de sus giras -en este momento está presentando su último disco Believe (Creer)- lo acompaña un importante dispositivo de seguridad. En El País de Madrid se lo compara con una sopa instantánea porque "cuando el cuerpo necesita algo calentito, nada tan efectivo como la sopa de sobre, esa que se vende a millones en todo el mundo".

Con esta prematura y gigante fama no le faltaron propuestas para el cine y la TV. Además de contar con un documental autobiográfico, participó de la serie CSI en un papel para nada sencillo si se trata de un novato.

Entre las luces de las cámaras y las presentaciones ante celebridades (de hecho actuó para Obama y lo apoyó en la campaña presidencial), sigue describiéndose como un "simple adolescente" al que le gustan los deportes y las chicas.

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